Comunicado contra el acoso en Mercadona

Nada nuevo bajo el sol ni entre los muros de Mercadona: explotación, acoso laboral y hasta acoso sexual, todo ellos permitido e incluso orquestado por los encargados, coordinadores o como se les quiera llamar. En Murcia nos hemos encontrado con el caso de una trabajadora de esta cadena de supermercados que, a pesar de llevar catorce años en ella, ha sido vejada, acosada laboral y sexualmente y actualmente se encuentra en una terrible depresión que incluso le lleva a pensar que es ella la culpable de este acoso.

Pero, ¿a qué se debe el acoso a una trabajadora, si no modelo, por lo menos dedicada a su trabajo?

Pues precisamente esto último. Y es que en Mercadona predomina el imperio del miedo y la alienación: los encargados piden información a las y los trabajadores acerca de la actividad de sus compañeros y compañeras para así poder controlarles completamente, mantenerles dispersos y sin atisbo de organización. Precisamente esta trabajadora no quiso hablar sobre si sus compañeros hacían esto o dejaban de hacerlo, de si recibían un regalo de algún cliente o si descansaban diez segundos cada hora, y esto junto con su actitud alejada de delatar o incriminar a alguien a los ojos del encargado fue lo que desencadenó el drama. Esta mujer ha sufrido un trato caracterizado por el acoso a su persona con ejemplos como que se le dejara apartada de los demás, tener que hacer el trabajo de otras personas (sumado al suyo) y sufrir acoso verbal llegando hasta el punto en que uno de sus compañeros restregó sus genitales en el trasero de ella mientras ésta apilaba unas cajas.

A esto, el encargado, que lo vio todo, replicó al empleado: «macho, te has pasado». Esto entre risa y risa, como quien dice: teníamos que joderla, pero no tanto. A partir de este momento la trabajadora pidió su baja (cosa que en Mercadona ya te pone con un pie y medio en la calle). Pues bien, le han ofrecido una renuncia en la que lejos de recibir el finiquito correspondiente le ofrecen unos diez mil euros menos y una ‘confesión’ contra su testimonio: que firmara que el hecho antes comentado fue mentira y su compañero no hizo nada.

¡Claro, así cualquiera! Le das diez mil euros menos y encima le haces que se incrimine y pueda perder un juicio en el que se le acuse de falso testimonio.
Terminaremos por recordar que este hecho no es aislado, que esta práctica de Mercadona contra sus trabajadores y trabajadoras es una constante, aunque pocas veces sea visibilizada.

Toda nuestra solidaridad con esta trabajadora.
Seguiremos informando del desarrollo de este caso.